sábado, 20 de diciembre de 2014

La silla vacía

Una vez más pensando en todos mis desaciertos emocionales, me doy cuenta que el tiempo pasa y no me siento conforme con los hombres con quienes he salido. He pensado a veces que la culpa es mía, que soy demasiado exigente, que espero más de lo que merezco, pero... y si soñar no cuesta nada?

Me he sentido en los últimos días como cuando subo a un bus con todas las sillas ocupadas, menos las que están reservadas para discapacitados. Es como que la mayoría de hombres que conozco están casados y tienes hijos, y los que no lo están... no están diseñados para mí...

¿Que opción me queda? Viajar de pie junto a alguien que vaya sentado y rogar a que se baje antes del momento en que yo me tena que bajar, es una opción. Pero... y si el bus se llena y nadie se baja.. ¿Qué debería hacer? Ir cómodamente de pie.