miércoles, 17 de julio de 2019

El mago de las palabras, con ojos claros y nariz de clown.

https://youtu.be/MVQ_ZrcrFD4

Esta vez pensé que sería diferente. Pensé que podría ser el indicado, el que viera mi alma y aún así no le importara tirarse al agua conmigo. Y no solo tirarse al agua, acurrucarse, comer pizza por la tarde, ver películas, hacer el amor como conejos.

Me ilusioné muy rápido, demasiado a decir verdad. Me adormeció con sus dulces palabras, con sus argumentos bien formados sobre temas de los que no tengo idea, y sobre otros tantos sobre los que sí tenía.

No era el más guapo del mundo, pero me imaginé junto a él. Sus besos se sentían tan bien. Y abrazarlo era como sentirme en un lugar hecho para mí.  

Pero todo se derrumbó al saber que tenía novia, me enojó que no lo dijera antes. Me enoja un poco por él, pero más por mí. Porque me permití verme vulnerable en una ocasión donde eso no podía pasar. Cedí y perdí. Perdí por ser una cursi ilusionada. Perdí por creer que el podía ser el ideal para compartir.