jueves, 20 de febrero de 2014

Soledad, fantasía y realidad

Aveces odiamos tanto los momentos de soledad
e ignoramos que esa es nuestra verdad.
Lo que somos, lo que queremos sin temor a equivocarnos.
Está ahí nuestro destino, pues de nosotros mismos de quien nunca nos podremos escapar

En la soledad, aunque encontramos dolor también encontramos el despertar.

He estado pensando que cuando estamos en compañía de alguien más estamos en riesgo de cambiar nuestro comportamiento y pensamientos a algo que no somos o no pensamos,  por algo más pesimista, más optimista, elitista e incluso agresivos, entre otras actitudes que podemos experimentar a causa de las personas con quienes compartimos varias horas al día. 

Por una temporada yo me sentía muy sola, pero hablaba con muchas personas y eso no me hacia sentir mal. Compartía tiempo con personas pero tenía tiempo para ser yo misma, y al no tener demasiada confianza con las personas no tenia por qué prestar atención a sus juicios o prejuicios sobre cómo yo hablaba o me vestía, era yo misma. 

Limitarse a hablar con sólo un tipo de personas nos vuelve cuadrados en un único pensamiento. Y hablar con nosotros mismos nos da la paz, la tranquilidad y sobre todo es ahí cuando nos damos cuenta cuáles son nuestros verdaderos deseos, sin que nadie nos diga que son demasiado caros, demasiado soñadores, o demasiado imposible. 

Todo lo que es genial alguna vez fue marginado y creado por una persona solitaria, que no solía dedicar mucho tiempo a escuchar los comentarios negativos de las personas que los rodeaban. 

Tengamos tiempo a solas para soñar y creer que todo es posible. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario