Despierto, me pongo triste por saber que no está aquí, aunque si estuviera nada cambiaría, creo yo. Porque no hay nada entre los dos, y nunca lo hubo. Me gusta creer que sí. Aunque fuera solo un breve momento. Y tal vez así fue. No puedo desperdiciar mi vida esperando a que se cumplan promesas que nunca fueron pronunciadas más que en mi cabeza.
Me convenzo de que debo estar feliz y hacer cosas importantes para mí. Reviso mis redes sociales y mi celular con la esperanza de encontrar un mensaje suyo, una llamada... alguna señal que indique que piensa en mí, que me extraña, pero nunca pasa nada.... Yo, sigo intentando.
Me alisto con mi ropa habitual, las razones positivas inventadas y las fantasías inevitables en mi cabeza que no se dejan guardar en el baúl de atrás.
Comienzo mis clases y me sigo preguntando por su ausencia. Me pregunto ¿Qué estará haciendo?. Vuelvo a revisar mis redes sociales en clase para ver si hay un mensaje suyo, y como un bombardeo a mi esperanza veo la pantalla tal cual como antes. No solo él no me escribe, sino que nadie más lo hace. Lo que me hace sentirme realmente desgraciada. Me deprimo brevemente, lo supero y continuo mi día.
Al salir de clases, como de costumbre, reviso mis redes sociales. Me vuelvo a poner triste, y voy a beber agua que es lo que hacia antes de conocerle. Sólo con él los almuerzos para mí tenían un sentido. Luego tomo la decisión de volver a casa pronto, aunque no es lo que me agrada, pero ya no tengo más planes.
Al volver a casa lo único que hago más que estar pendiente de mis redes y celular que nunca suenan, es acosarme en mi cama y pensar en las cosas bonitas que pudieron haber pasado pero no. Todo pasa única y exclusivamente en mi cabeza. Verte a los ojos y hablar contigo. Aunque no podría nunca en mi vida inventarme una conversación contigo. Pues eres tan impredecible como el viento para mí, e igualmente agradable.
Paso la tarde y parte dela noche con el mismo comportamiento adictivo. Al llegar la noche, pienso en él para poder dormir más rápido (Eso creo yo). No soy del tipo del tipo de personas que sueñan, pero debo decir que en estos días he soñado varias veces con él.
Analizando todo esto, solo puedo pensar que estoy sola. Así que debo actuar como tal. Debo dejar de preocuparme por redes sociales o dispositivos móviles que nunca reciben una llamada o un mensaje bonito. Intentaré hacerlo, y creo que puedo lograrlo, pero no creo que pueda controlar del todo a mis pensamientos que aún no lo superan y siguen preguntando por él todo el tiempo.
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